Creada por sugerencia de Nora Galia, la Editorial Sullivanet está por presentar su primer y posiblemente único libro: "Un Alto en el camino y otras narraciones".
Porqué un alto en el camino? Pienso. Exceptuando esas épocas pre-digeridas de turismo en la arena o las reuniones de egresados coordinadas por email.... ¿cuando hacemos un alto en el camino?
Y esta muy bien lo que dice Antonio Machado:
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Mi abuelo, Tomás Alberto Sullivan, dejó escondidos estos textos por ahí. Podría haber sido tu abuelo o una persona completamente desconocida. El asunto es que quedaron ahí y gracias a mi innecesaria iniciativa y el trabajo de recuperación hormiguesco de mi madre ha sido posible sacarlos del estado borrador en que encontraban, digitalizarlos, corregirlos, pulirlos, y ofrecerlo al "pequeño pueblo" que lo vió nacer y al que dedicó la mayoría de sus relatos.
Tenemos entonces estos cuentos. Son historias que salen de Ramallo, de una infancia de la que nunca terminan de partir del todo. Hacia donde? Van, creo, hacia un mundo tenue, apenas vislumbrado, donde tampoco terminan de llegar. Son relatos breves, de esos que uno podría contarse mientras hace un alto en el camino.
El pueblo de Ramallo es también, pero para mí, un lugar donde se pueden encontrar historias, sorpresas y objetos de la infancia y desechables: como esta extraña foto de una monja que reproduzco arriba y de la que no sé ni sabré nunca casi nada, pero que esperaba por alguien en un viejísimo álbum familiar.
Quién fue, adonde dedicó sus fatigas, en que padecimientos se obstinó día a día hasta terminar donde nadie sabe?
Vino de Francia? Quienes eran sus amigas?
Qué fue de aquel Ramallo que creemos reconocer detrás del vidrio opaco de estos textos?
No fue, sin duda, un Ramallo que pensó en nosotros, como tampoco pensó en nosotros la monja desconocida.
Que hacemos entonces nosotros acá? Qué venimos a una fiesta a la que no nos invitaron?
Quizás no hablo del Ramallo real, quizás me refiero a ese lugar en la memoria que cada uno se reserva como un pequeño nirvana personal, como un sitio donde después de todo se podría volver.
Hacer un alto en el camino es darse vueltas unos segundos y ver la estela que estamos dejando, ver cuan alineados estamos con unas estrellas que tenemos olvidadas y ver la isla a la que podríamos volver, pero donde nunca volveremos.
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