Eduardo Rinesi lo explicó muy bien en una de sus clases en la facultad de Sociales: no podemos medir con las varas de una episteme los acontecimientos de otra episteme.
A ver si lo digo más claro: no es lo mismo el canibalismo de los guaraníes del siglo XIV que un suizo que caza gente en los trenes de Berna y se la come mirando un DVD.
O no? Estos días me llegó a las manos una nota donde se explica lo del los agujero de gusano en la física y la idea me pareció tan sugestiva que quise ponerla a prueba en las ciencias blandas, o híbridas mejor dicho.
Parece ser que un agujero de gusano es una hipotética característica topológica consistente en un "atajo" a través del espacio y el tiempo. Un tubo donde las capas de espacio tiempo, inconectables por definición, tienen su excepción necesaria que confirma la regla.
Un agujero de gusano tiene al menos dos extremos, conectados a una única "garganta", pudiendo la materia/energía 'viajar' de un extremo a otro pasando a través de ésta.
Ahora supongamos que en lugar de una capa de espacio-tiempo tenemos varias capas epistémicas, con sus formaciones discursivas singulares y todo un magma memético que la hace diferenciables. En las gargantas o atajos podríamos encontrar memes líquidos que viajan a enormes velocidades, saltando de capa cada decenas o centenas de años. Noticias, cartas, conversaciones, emails.
Hoy veía en la televisión una reyerta que había terminado a los tiros en un club de fútbol, tal como mi abuelo me había contado le había sucedido ver a él de niño, cuando pudo recoger del piso uno de los plomos caídos desde el cielo por una bala perdida producto de la misma pelea.
Por otro lado ejemplos de atajos históricos hay unos cuantos: los incas saltaron de la antigüedad al renacimiento sin pasar por la Edad Media, Don Fulgencio esquivó la infancia y se llegó a la adultez sin jugar como un niño, Argentina se evitó toda la contaminación industrial para llegar a la globalización sembrando aún como los romanos.... se podría decir: no te vayas por una brecha en el espacio tiempo.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar...
En estos temas estaba girando sin ningún sentido cuando el azar me trae dos artículos que se refieren a lo mismo: Prelados cromófilos y cromófobos. Por una antropología simbólica de los colores y How learning influences smell
Resumiendo: las representaciones cualitativas de un estímulo (olor, color, sonido, etc) son un producto dinámico de la codificación del nivel inferior del área correspondiente (visual, olfativa, etc) y los inputs corticales de un nivel más alto, conforme a la regulación del aprendizaje y la experiencia, la atención, el contexto sensorial y la lengua.
Es decir que los humanos aprenden a identificar en el entorno, con una diferenciación progresiva y cada vez más refinada, hasta el punto de que somos capaces de reconocer cientos de "dulces", "blancos", "podridos" hasta que la globalización termine de alisar todo.
Así reconocemos muchísimos tipos de azules, un color prácticamente desconocido en la biblia, que quizás era percibido como un tipo de verde.
Entonces es acá donde me saltó la chispa: agujeros de gusanos y sensaciones nuevas creadas por entornos viejos, todo produciéndose en una mente memética que conecta capas alejadas, que hace llamadas de larga distancia interepistémicas, que vive con ojos de niño escenas para mayores de 18 años.
La mente: ¿Un agujero de gusano?