Estos cuentos hablan de lugares y de viajes.
Viajes a caballo, en tren, en avión, en bote.
Viajes desde el pueblo, desde la infancia. Para los descendientes del autor, estos textos son un testimonio familiar; para el lector que tendría ahora el libro en sus manos son retazos de una época que se aleja, como si se fueran flotando por el Paraná.
De algún modo tienen ese color blanco y negro de los viejos televisores: de la casa al trabajo y nada de andar poniéndose ropas de colores.
Dijimos lugares: están Ramallo y Buenos Aires. Hay ranchos, jugadores de truco, andenes, sures, esquinas de la ciudad, golondrinas.
Pero en verdad estas historias están "entre" Ramallo y Buenos Aires. Nunca terminan de partir, nunca terminan de llegar ni regresar.
En palabras del autor: "Yo nací en un pueblo pequeño, ubicado entre el anchuroso Paraná y la inmensa extensión de la llanura pampeana"