Poco a poco voy terminando de leer el primer blog argentino, escrito en papel entre 1790 y 1855 y que actualmente pertenece a la colección privada de los descendientes de Dardo Rocha. Pero estaría muy bien que alguien se tome el trabajo de escanearlo y ponerlo en línea, si es que se puede por los famosos temas del copyright, porque realmente no tiene desperdicios.
Se trata de posteos (diarios a veces, anuales otras), que escribió durante cinco décadas Juan Manuel Beruti y que se han publicado como "Memorias curiosas" (el título origial era largísimo). Fueron editadas hace 5 años en la Colección Memoria Argentina de Emecé. Hay también una edición limitada de 1960, pero no pude encontrar ningún ejemplar de esa revisando en unas cuantas librerías.
Sus textos, escritos por una misma persona en diferentes momentos de su vida, no son solamente un testimonio de la psicología necesaria para sobrevivir en esa trágica época, sino además una demostración palpable de que la historia social se repite una y otra vez.
Visto desde mis ojos cargados con la ingenuidad del siglo XXI, puede resultar este texto con cierta ingenuidad siglo XIX, pero quizás deberíamos tener en cuenta la forma de vida desde la cual surgen.
No existía más reproductivilidad técnica que talleres dependientes de contratos públicos, en lo que se pintaban a mano cientos de imágenes del político de turno que luego se distribuían los mas rápido posible en los edificios dependientes, hasta que llegara atrás la orden de destruirlos en alguna fogata.
Sin embargo el libro tiene otros puntos de entrada. Hay fragmentos que demuestran esta idea de que la noticia (el meme) es siempre la misma, más allá del signo o de la ingenuidad de época. Solamente varía el soporte, que será mas o menos eléctrico, más o menos vegetal.
Fíjense sino en lo que se puede leer en el posteo del 29 de mayo de 1846.
"Como a las once de esta noche, vino así a la parte del norte una oscuridad, metiendo un ruido tan horroroso que parecían carros que estrepitosamente corrían sobre las calles empedradas de la ciudad, y en seguida a este gran ruido, cayó en seco una lluvia de piedras tan grandes como una taza de café, y entre ellas algunas como un plato sopero, que parecía, según los golpes que daban sobre lo techos de las casas, que se venían abajo, por lo que las gentes tanto se asuntaron, según el terror y miedo que les causó, que los que estaban desnudos en sus camas salieron de ellas pidiendo misericordia. Verdaderamente fue la lluvia de piedras de pocos momentos, pues si dura un cuarto de hora más no queda techo de las casas que no se habría desplomado; habiendo después de la piedra caído un grande aguacero, que también duró poco y se serenó. Esto lo escribo por no haberse visto otra igual, según dicen los habitantes mas ancianos vecinos y naturales de esta ciudad."
Muchos años después, en 2006 Luis Beltran escribía esto en su blog:
"Hoy a la tarde pasó algo inusual en esta megapolis: cayó un granizo feroz. Pedazos de hielo de 5 cm de diámetro cayeron sobre casi toda la Ciudad de Buenos Aires. El ruido atronador, y la lluvia torrencial hizo que mucha gente se asuste, en especial aquellos que estaban dentro de los autos. Luego del granizo, pudimos observar muchos vehículos con los cristales traseros rotos y casi todos con la chapa abollada."