El otro dia me entregué un rato al azar. Fui a dar vueltas por los locales del Parque Rivadavia.
Quien sabe lo que le puede deparar a uno un lazo largo, un link a lo Mark Granovetter pensé, no?
Despues de dar vueltas viendo la cantidad de ofertas de DVDs a 5 dollars fuí a dar a un puesto donde pude conseguir a 2 dollars un estudio sobre un trabajo inconcluso del Giotto en las paredes de la basílica de San Francisco de Asís.
Mis reflexiones, al bajarme del subte, rondaban alrededor del tema de la propiedad: leimotiv de las próximas jornadas de Liminar.
Dicho sea de paso: pensaba en mi/tu falta de propiedad (de cualquier tipo), en mi caso despues de 25 años de trabajar de lunes a lunes, haciendo todo tipo de trabajos, desde asesor de empresarios o ayudante de electricista.
En realidad pensaba en la ausencia de propiedad, esa especie de premio Gran Hermano que parece solo posible para los psicópatas (o sus herederos) capaces de rapiñar en el momento justo, salvo esa clase media estaqueada a planes infinitos de hipotecas que se terminan de pagar a los 70, justo antes de ingresar en el geriatrico.
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Sin encontrar la respuesta, pero con las imagenes de las hermosos castillitos que se pueden ver desde una lancha cuando se remonta el rio Paraná, regrese en tren a la computadora, donde me encuentro con el concepto de SUIDAD.
Y la Suidad es la propuesta abierta de Jorge Cortell por un mundo sin copyright. Estoy leyendo su libro mientras escribo esto.
Entonces empecé a unir cabos, a remendar la red en de cabeza, a aclarar de a poco los tantos.
Estoy en eso, pero la primera cosa segura es que el Giotto trabajo sin derechos de autor y parece que no tuve muchos problemas.
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