Como no podía ser de otra manera, tarde o temprano, al jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Don Anibal Ibarra, le iba a llegar su foto.
Yo mismo le había sacado una foto a su enorme auto azul cuando lo estacionó frente al garage de mi casa, del lado izquierdo y tuve que irme en colectivo.
Lo hice con la torpeza e ingenuidad que me hechan en cara. Con mi filmadora recorría el lustrado coche hasta que unos patovicas de saco y corbata vinieron a intimidarme. Y soldado que huye sirve para otra guerra valientemente me metí en casa, todavia no estaba listo para el sacrificio.
En aquel momento subí el jpg correspondiente a mi anterior blog y cuando abrí mi casilla de correo al día siguiente descubrí que un montón de gente me odiaba.
Macrista! fue el mas suave de los insultos que me enviaban, cuando en realidad yo no había dejado un posteo político, sino lo que para mi era una paradoja sin solución: el impulsor de las multas fotográficas desafiaba su propio sistema de captura digital.
Ayer escuchaba en la radio a los histriónicos legisladores argumentando emocionados sus fallos condenatorios y pensé: ellos tambien se exponen a su propio sistema de captura.
Anibal Ibarra
Mientras seguian las lecturas de los legisladores, en esa sala tan de madera, algo telepático sucedió: tengo sed pensó Anib. Ibarra y pude ver que tomaba agua sin entender las fuerzas que se movian debajo de sus pies, como un Lee Harvey Oswald pero gastado, de remate.
Hoy a la mañana, el ya destituido A. Ibarra, esta vez por televisión, ojeroso, victimizado, seducía a los periodistas mientras unas señoras vecinas cantaban "Ibarra no se va, Ibarra no se va...". Muy al estilo argentino o de cualquier pais del tercer mundo. El pueblo se expresa!! Que lindo!
Ahora leo en Internet que clarín se mantiene en su linea de flotación, apoyando a sus empleados o familiares favorecidos por los coletazos jefateriles en ciernes.
Recorro esta realidad virtual de imágenes y por momentos recuerdo lo de Odiseo, que tuvo que atarse a un mastil para no caer bajo los embrujos de las imagenes de doncellas: trato de ejercer al menos momentáneamente un control sobre lo pulsional, una especie de deseo de sumarme a los miles de personas que un dia de estos deverian/mos ir a borrar del mapa a toda la caterva de psicópatas... pero despues me entrego a la matrix, al tibio ir de venir de la misma noticia, fractal y giratoria, cada dia sobre mi cabeza.
Despues de todo los politicos estos son individuos cuerdos, racionales y muy inteligentes y si algo los separa de la ley (su amor al padre?) y una serie de rasgos (sobre todo la irresponsabilidad y la falta de empatía) los convierte en un grupo muy peligroso, eso no significa que no deben seguir ejerciendo en sus estudios, consultorios, multinacionales o aulas.
Pienso en Iba, otra vez: ayer, mientras terminaban de clavarlo en el golgota mediático parecía estar diciendo: Dios mío, Dios mío!, por qué me has abandonado?.
Mientras el presidente se lavaba las manos y los opositores romanos se sorteaban sus ropas (estoy muy feliz! decía alguna con los cacharros que se llevaba) Ibarra expiraba politicamente...
Con su víctima sacrificial clavada en la cruz y viendo su aspecto miserable y ojeroso, Caifás y su cohorte de secuaces descubrieron que habian perdido todo temor y hasta todo interés por Anibal Ibarra.
Las imagenes no mienten: como olmedo, como tinelli, ahora vemos a Don Anibal Ibarra inerme e indefenso, pisando la cáscara de banana que el mismo se puso delante, quizás sin saberlo.
No vaya a ser que resucite entre los muertos, no vaya a ser que lo peor esté por venir.
