Terminaron las ponencias en el posgrado de Biotecnología de la Universidad Nacional de Quilmes.
Mi evaluación es positiva: me puse al día sobre el escenario científico empresarial latinoamericano, conocí gente valiosa, mi cabeza quedó sembrada de nuevas especies meméticas y me sentí cómodo gracias a una organización que anduvo muy bien.
Algunas ideas finales que habían quedado anotadas por ahí:
Falta mucho para llegar a masas críticas (en producción, demanda, investigación)
Los recursos humanos tienen que virar rápidamente hacia un enfoque productivo que, basado en lo nacional-regional, se construya vendiendo a lo global.
Hay que balizar puntos críticos, que hacen fracasar recurrentemente a zonas del campo biotech: incubadoras, fondos, aplicaciones concretas.
La resolución de problemas tiene que centrarse en plazos, presupuestos y responzables.
Lo dicho me trae una experiencia a la cabeza. Una gran experiencia fracasada.
La medicina argentina tiene mucho que enseñarle a la biotecnología. Por muchas cosas, pero especialmente por su tremendo fracaso. Baste como ejemplo que las muestras de sangre con HIV se arriman al 1 % y las del Chagas al 5 %.
Para empezar digamos que, como el herrero en su casa, el campo médico fue invadido, infectado y colonizado por actores externos, que nada tenian que ver con el eje salud-enfermedad, pero que fueron mas activos y agresivos que los medicos y lograron hegemonizar las prácticas relacionadas con la salud, reformar las reglas de juego, comprar contratos y voluntades y finalmente hacer del negocio de la salud un dispositivo donde lo terapeútico no es central, sí la venta de fármacos e influencias, ssí la comercializacisón de diagnósticos y la amenaza a los profesionales de la salud, sí la oferta televisiva de cirugías estéticas y el abandono de los jubilados y los mas indefensos.
Estoy exagerando? Consulte a su médico!
Puedo entender que en la Argentina existío/e una fuerte corriente corporativa filonazi, tan corrupta como los sectores corruptos a los que quiso limitar, pero eso no significa que si o si tengamos que seguir aceptando las misma situación.
O al menos no debe aceptarlo el sector biotecnológico, donde se empiezan a ver rencillas entre becarios e investigadores, entre empresarios y financistas, entre instituciones y emprendedores que a la larga solo van a facilitar que organizaciones muchísimo mas poderosas se los engullan de un solo bocado.