Ayer estuve en el cine otra vez. Más porque me llevaron que por otra cosa: vimos "El exorcismo de Emily Rose".
Se trata de una capa mas de la saga de "El exorcista" que muestra, a los ojos de pricipios del siglo XXI, cuan sumergido quedo lo que viviamos en 1973.
Si bien es para morirse de miedo en algunas escenas esta película le llega apenas a la cintura a la original.
En la vieja versión, los sacerdotes vivían una lucha "interior" entre el bien y el mal, entre creer o no: frente a la posibilidad de poner en juego el poder de Dios, que era la ficha ganadora, aparecía lo mundano a lo que había que resistirse.
El resultado final sería consecuencia de esta decisión personal.
La tentación no tiene ahora ningún papel. Todo está pre-digerido. Sucederá lo que tenga que suceder; no porque nos movamos en esa dirección, sino porque hay una serie de direcciones preestablecidas.
Se puede intentar un exorcismo, pero será inutil y hasta innecesario.
Un boton mas de muestra de nuestro mundo, para el que quiera verlo así.