Fui a ver el Cadaver de la novia, de Tim Burton, autor de El Joven Manos de Tijera pero sobre todo de Big Fish.
Esta última película se mete con todo lo que no hay que meterse: la mujer, la muerte, la fe, el libro, en fin, todo lo que Ud queria preguntar y no se animaba.
De alguna manera la historia recicla a la bella durmiente, en este caso sería la bella muriente. No obstante, como ocurre con todos los films desde Atracción fatal en adelante, la mujer lleva las riendas al punto de que a pesar de muerta lleva a su novio de las narices.
La muerte es tan fresca y afectiva que por momentos se confunde con la vida y hasta la supera en vitalidad: mientras los habitantes de la superficie se gastan los últimos cartuchos engañando al morir, los muertos han asumido su mortalidad y disfrutan de lo que tienen.
Alguno podría sacar conclusiones al estilo mito pato donald, pero para mi hay otro mito desculado, cual es el fantasma del morir como motivo de inmovilidad.
En una época donde hablar de terrorismo se ha hecho tan común (y gratuito) meterse con estas cuerdas y hacerlas sonar no viene nada mal.
En relación con los mitos como forma de ocultamiento, la fe está inteligentemente puesta sobre la mesa de los modos de conocimiento, pero contrastada con el El Libro, con la modernidad, en un lindo homenaje a aquella época a la que empezamos a extrañar, porque se fue.
Digo que es una película para no perderse.
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