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9 de Agosto 2007
Marketing experiencial
Lo escuché en el Programa de Levinas, dicho por el Ruso Verea: Boca Juniors es el ejemplo a seguir para el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, "Don" Julio Grondona.
Dicho en una clave general: el líder de una federación de organizaciones públicas, que en una época funcionaron como emprendimientos vecinales sin fines de lucro, que contenían y estimulaban el desarrollo social, cultural y deportivo de sus asociados, tienen ahora que considerar como un ideal la gestión privada, el bloqueo del ingreso de nuevos asociados, la producción de espectáculos televisivos y la compraventa de jugadores-actores.
Es el otoño de los clubes de barrio, enchufados al pulmotor de las ventas de jugadores y productos de mercadeo, de licencias de logotipos y sectores de la hinchada donde distribuir. Poca vida les queda, auguran los especialistas. La nueva ciudad no puede darse estos lujos de espacios tan extensos y poco redituables. Las cosas cambiaron, dicen los urbanistas, los arquitectos, los administradores de empresas. Tienen razón.
Ayer murió un hincha de River Plate con dos balas en la cabeza y la información que construyen los medios es que alguien se había quedado con un vuelto y alguien había ajustado las cuentas. Una cuestión de números. Siempre sucede. Ayer murió un hincha del Real Madrid, de Excusionistas, del Manchester. Dos balazos. No son tantos después de todo.
Es una cuestión de costos y beneficios, como dice el presidente de la AFA. Por eso es mejor el cliente del club que el socio. El cliente se planta frente al mostrador y dice lo que quiere: es claro, preciso y urgente. Siempre sabemos que hacerle al cliente. El socio, en cambio, es infatigable, molesto, horizontal. Nadie puede satisfacerlo, salvo el mismo. El socio no cambia, persiste con su carnet con la foto borroneada, con el escudito en la solapa. Va donde no lo llaman, golpea la puerta equivocada, entra a la cancha una y otra vez.
Como sacarlo? Como performativilizarlo? Como hacerle entender que sería mejor que fuera cliente! Le daríamos una tarjeta magnética o inclusive un chip subdérmico.
Es que el cliente ha evolucionado: ya no elige a su club sólo por la ecuación coste-beneficio, por puntos en la tabla o cargadas en la oficina, el hincha elige la vivencia que ofrece la camiseta, esos colores en la televisión, en casa.
Es el otoño de los clubes, sin duda, porque como dice Microsotf: "si la comercialización y el producto o servicio brindan una experiencia agradable y que satisface sus necesidades, el éxito está asegurado"
Publicado por lukasnet a las 9 de Agosto 2007 a las 12:52 PM